Por Juan Carlos Méndez Ramírez
En los momentos de mayor adversidad, es cuando el verdadero liderazgo emerge con una luz particular. La presidenta municipal Edith Aguilar Villavicencio ha demostrado, una y otra vez, ser esa luz para los habitantes de Mulegé. Su reciente accionar tras las intensas lluvias que azotaron Santa Rosalía y San Ignacio es un testimonio palpable de una mujer bondadosa, generosa de espíritu y con un corazón inmenso, cuya prioridad es siempre el bienestar de su gente.
Cuando las nubes descargaron su furia sobre el estado el domingo 31 de agosto, y las consecuencias se hicieron sentir, la alcaldesa Aguilar Villavicencio no dudó un instante. Encabezó personalmente recorridos de supervisión en Santa Rosalía y se trasladó a San Ignacio, acompañada de un amplio equipo interinstitucional que incluía a Protección Civil, la Secretaría de Marina, la Policía Estatal y la Policía Municipal. Esta acción no es una mera formalidad; es la expresión de un compromiso profundo y personal para verificar la situación en las zonas afectadas y brindar atención oportuna a la población. Es el gesto de una líder que no teme pisar el terreno, que quiere sentir de primera mano las necesidades y ofrecer su apoyo.

En Santa Rosalía, donde los encharcamientos fueron notorios, su preocupación inmediata fue la seguridad de los estudiantes y las familias, manteniendo la suspensión de clases y verificando que los servicios esenciales se mantuvieran operativos. Pero fue en San Ignacio donde su gran corazón y generosidad se hicieron más evidentes. Ante la caída de 17 árboles y siete techos desprendidos, la alcaldesa afirmó que se estaba trabajando de inmediato con las brigadas de Protección Civil para retirar escombros, habilitar rutas seguras y atender a quienes requirieran apoyo para reparaciones de emergencia. Esta respuesta rápida y focalizada en la asistencia directa es la firma de una administración que se preocupa por sus ciudadanos más allá de cualquier protocolo.
La imagen de Edith Aguilar, supervisando los daños y coordinando esfuerzos, es la de una servidora pública incansable, cuya gestión se basa en la cercanía genuina y la escucha activa. Como ya lo ha demostrado en otras comunidades, su objetivo es mantener una atención directa a las principales necesidades de las familias, ya sea mediante servicios esenciales o apoyos significativos, como consultas médicas gratuitas, entrega de útiles escolares o rehabilitación de caminos rurales. Su visión no solo se enfoca en resolver emergencias, sino también en generar bienestar y prosperidad económica a largo plazo.
Es esta dedicación inquebrantable, esta capacidad de respuesta inmediata, esta empatía profunda con el sufrimiento y las necesidades de su pueblo, lo que cimienta no solo un gran presente, sino también un futuro político brillante para Edith Aguilar Villavicencio. Una mujer que demuestra un gran corazón y un compromiso firme en cada acción, es una líder que construye confianza y lealtad. El pueblo de Mulegé tiene la fortuna de contar con una presidenta que no solo gestiona, sino que cuida, protege y se desvive por sus habitantes, que no es de extrañar que puede ser la primer muejr que gobierne Baja California Sur en 2027. Sin duda, su trayectoria está marcada por el éxito, y su futuro promete seguir sirviendo con la misma pasión y humanidad que hoy la definen.







Deja un comentario