Por Nativus Pericuum
La reciente visita de la ministra Lenia Batres a Baja California Sur ha marcado un hito en la política local, evidenciando no solo su compromiso con la justicia, sino también el crucial papel del empresario y político Alejandro Rojas Tirado en la organización de este evento. La respuesta entusiasta del público, con más de 1000 asistentes, refleja un deseo colectivo de cambio y mejora en el ámbito judicial.
La capacidad de convocatoria y la gestión impecable de Rojas han puesto de manifiesto su peso en la escena política sudcaliforniana. Desde la conferencia en la escuela de música, donde la ministra dejó claro que las desigualdades sociales son un obstáculo para una justicia plena, hasta su intervención en la máxima casa de estudios, donde desnudó la realidad del poder judicial federal, su mensaje resonó en los corazones de los presentes.
La habilidad de Batres para conectar con la audiencia, junto al respaldo evidente de líderes y aspirantes a magistrados presentes, como Patricia López Navarro y Rebeca Barrera Amador, entre otros, fortalece la idea de que su candidatura es seria y bien respaldada. Despertó no solo aplausos, sino también una reflexión profunda sobre la justicia en nuestro país.
En un entorno donde la desconfianza en las instituciones es palpable, la unión de esfuerzos entre Lenia Batres y Alejandro Rojas es un faro de esperanza. Juntos, han encendido el debate sobre una reforma judicial necesaria, movilizando tanto a ciudadanos como a profesionales del derecho. Esta colaboración debe ser vista como un paso decisivo hacia la renovación del sistema de justicia, un proceso que necesita la voz y el respaldo del pueblo.
Esperamos que esta sinergia continúe, fortaleciendo cada vez más el proceso electoral en Baja California Sur. Los ciudadanos merecen escuchar propuestas claras y coherentes que resalten «el bien común», y tanto Batres como Rojas parecen estar a la altura del desafío. Que esta visita no sea solo un evento, sino el inicio de un movimiento que impulse la justicia y la equidad en nuestra sociedad.
La antorcha de la conciencia ya está encendida, y es responsabilidad de todos nosotros convertirla en un faro que guíe a nuestra comunidad hacia un futuro más justo.






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