El Partido Acción Nacional (PAN) en Baja California Sur enfrenta una de sus etapas más críticas en la historia contemporánea, una decadencia palpable alimentada por el liderazgo ineficaz y las decisiones cuestionables de ciertos dirigentes que han llevado al partido a un estado de irrelevancia política y moral.

En el centro de la controversia se encuentran Guadalupe Saldaña y Rigoberto Mares, figuras señaladas como arquitectos del colapso que presenciamos. La gestión de Saldaña, marcada por nepotismo y favoritismo, ha convertido al partido en una sombra de lo que alguna vez fue. Se le acusa de haber insertado en la nómina a individuos sin méritos ni contribuciones significativas, incluyendo familiares, una práctica que ha diluido la credibilidad y la ética que alguna vez definieron al PAN.

Rigoberto Mares, en tanto, se enfrenta a serias acusaciones de corrupción durante su mandato 2015-2018 como presidente del partido. Se reporta que bajo su gestión, los fondos destinados a la remodelación de la sede del partido fueron manejados de manera poco transparente, resultando en una obra de mala calidad con evidentes defectos estructurales. A pesar de estas críticas, Mares ha sido reinstalado como presidente para el período 2024-2027, una decisión que muchos ven con escepticismo y desconfianza.

El deterioro del PAN es un golpe no solo para los leales seguidores del partido, sino para todos aquellos que creen en la importancia de una oposición vibrante y constructiva en una democracia saludable. Figuras históricas como Espiridión Sánchez y Salvador Landa, quienes forjaron los cimientos del partido en el estado con valentía y dedicación a las causas sociales, ahora son recordadas con nostalgia y tristeza ante el estado actual del partido.

A nivel nacional, las figuras emblemáticas como Carlos Castillo Peraza, quien lideró el partido con principios firmes en los años 90, seguramente estarían consternadas al ver cómo el legado del PAN ha sido comprometido por acciones y decisiones que priorizan intereses personales sobre el bienestar colectivo. Ni qué decir de Manuel J. Clouthier, «Maquío», cuyo liderazgo y compromiso con México han sido tristemente traicionados por sus sucesores actuales.

Este panorama sombrío no solo es un llamado a la reflexión para sus actuales dirigentes, sino también para los militantes y simpatizantes que alguna vez creyeron en un PAN comprometido y valiente. La restauración de su prestigio y relevancia requiere humildad para reconocer errores, valentía para destituir a quienes han fallado y la integridad para reconstruir un partido que sirva verdaderamente al pueblo de Baja California Sur y al ideal democrático que representa.

ResponderReenviarAñadir reacción

Deja un comentario

Tendencias