La Arenga

Por Juan Carlos Méndez Ramírez

Ángel Mora Rojo, en un alarde de miopía periodística, critica a Celestino Atienzo por no ser el «contrapeso» esperado en el Cabildo de Los Cabos. Mora Rojo parece añorar al político gritón, al que se rasga las vestiduras en público, pero que en privado negocia prebendas. Afortunadamente, Celestino ha demostrado ser un hombre de diálogo, un panista de «vieja guardia» que entiende que la política es el arte de construir acuerdos, no de dinamitarlos.

Mora Rojo se queja de que Atienzo no se ha sumado a las exigencias ciudadanas por la falta de agua. ¿Acaso ignora que la solución a este problema requiere de gestión, inversión y planificación, no de discursos incendiarios? Atienzo, como empresario exitoso, lo sabe bien. Prefiere buscar soluciones reales en lugar de alimentar falsas esperanzas.

El columnista deplora que Atienzo no haya alertado sobre la reforma que supuestamente «castigaba» a ciudadanos y empresas con más impuestos. ¿Será que Mora Rojo desconoce que el sistema tributario requiere de ajustes constantes para garantizar la suficiencia financiera del Estado? Atienzo, con su visión pragmática, entiende que la estabilidad económica es fundamental para el desarrollo de Los Cabos.

Mora Rojo ataca a Atienzo por no oponerse a la actualización del PDU y al supuesto «despojo» del camino costero a Cabo del Este. Aquí, el columnista demuestra su ignorancia supina. Atienzo, como ex presidente de la Comisión Edilicia de Desarrollo Urbano, conoce a fondo la complejidad de este tema. Su voto a favor del dictamen refleja su compromiso con el desarrollo ordenado y sustentable de Los Cabos, no con los intereses mezquinos de unos cuantos.

El «periodista» se burla de que Atienzo comparta en redes sociales mensajes del Día de San Valentín y promocione negocios de tratamientos para pies. ¡Qué horror! ¿Acaso un regidor no tiene derecho a celebrar el amor y a apoyar a los emprendedores locales? Mora Rojo, en su obsesión por el escándalo, olvida que la política también se hace con gestos sencillos y cercanos a la gente.

En resumen, Ángel Mora Rojo critica a Celestino Atienzo por no ser un demagogo, por no caer en la fácil tentación de la retórica vacía. Afortunadamente, Atienzo ha demostrado ser un político serio, responsable y comprometido con el bienestar de Los Cabos. Su gestión silenciosa y eficaz es la mejor respuesta a las críticas infundadas de un columnista que parece añorar los tiempos del «circo» político.

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