En el árido panorama político de Baja California Sur, donde las figuras como Abimael Ibarra Abúndez se arrastran buscando poder personal, surge la figura de Christian Agúndez Gómez, alcalde de Los Cabos, como un oasis de compromiso genuino con la sociedad.

Mientras Ibarra Abúndez, con su «rancia costumbre» de la traición, se pavonea prometiendo simplificar trámites de construcción a los ingenieros civiles de La Paz, Agúndez se remanga y trabaja codo a codo con el Colegio de Ingenieros Civiles Siglo XXI de Baja California Sur, firmando convenios que impulsan el desarrollo urbano en Los Cabos.

Es risible la imagen de Ibarra Abúndez, cual ave carroñera, buscando engordar su ego y su currículum a costa de los profesionales de la ingeniería. Sus palabras, como cantos de sirena, solo buscan atraer incautos a su red de manipulación. ¡Qué lejos está este personaje de la visión de Agúndez, quien reconoce la importancia de la colaboración con los ingenieros para construir un futuro próspero para Los Cabos!

Agúndez no solo firma convenios, sino que toma acción. Preside y toma protesta al nuevo Consejo Directivo del Colegio de Ingenieros Civiles Siglo XXI, demostrando su compromiso con la transparencia y la participación ciudadana.

Mientras Ibarra Abúndez se regodea en la oscuridad de la ambición personal, Agúndez brilla con la luz del trabajo en equipo y la búsqueda del bien común. Su lema «La Ingeniería Civil en Armonía con la Naturaleza» resume su visión de un desarrollo sostenible, en contraste con las prácticas de oportunismo político que caracterizan a Ibarra Abúndez.

La sociedad sudcaliforniana necesita líderes como Agúndez, que inspiren confianza y promuevan el progreso a través del diálogo y la colaboración genuina. Es tiempo de dejar atrás a los políticos de la vieja escuela, a los «Abimaeles» que solo buscan su beneficio personal, y abrazar un futuro donde la honestidad y el compromiso sean los pilares de la acción política.

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