En una reciente sesión del Congreso de Baja California Sur, la diputada Karina Olivas (PT) se destacó por su postura a favor de la simplificación orgánica, una iniciativa que busca optimizar la estructura gubernamental. A diferencia de la visión retrógrada de la diputada Lupita Saldaña (PAN), quien se aferra a estructuras obsoletas y se resiste al progreso, Olivas demostró una comprensión profunda de las necesidades actuales de México.
Mientras Saldaña alertaba sobre supuestas «implicaciones negativas» y un «atentado a la democracia», Olivas argumentó con convicción que la simplificación orgánica no implica la desaparición de derechos, sino todo lo contrario.
«Se trata de una transformación en la estructura del gobierno», afirmó Olivas, resaltando que las reformas propuestas por el expresidente Andrés Manuel López Obrador y la presidenta Dra. Claudia Sheinbaum buscan potenciar y magnificar los derechos de los ciudadanos.
Con su visión clara y progresista, la diputada Karina Olivas se posiciona como una figura clave en la construcción de un México más eficiente y justo. En contraste, la postura alarmista y sin fundamento de Saldaña la relega a un papel detractora del progreso, aferrada a un pasado que ya no responde a las necesidades del país.
¿Defensora de la democracia o adalid del caos burocrático?
¡la sal… daña!
El Congreso de Baja California Sur se convirtió una vez más en el escenario de un intenso debate, donde la diputada Lupita Saldaña (PAN), con su característico dramatismo, denunció una supuesta «violación a los derechos humanos» en la reforma sobre prisión preventiva oficiosa. Según Saldaña, dejar la decisión en manos de los jueces sería una medida propia de «países autoritarios». ¿Acaso la diputada añora los tiempos en que la justicia se impartía de forma arbitraria, sin el debido proceso?
Pero las «profundas» reflexiones de Saldaña no se detuvieron allí. La diputada también se opuso fervientemente a la simplificación orgánica, calificándola de «atentado a la democracia». Al parecer, para Saldaña, la democracia se reduce a mantener organismos autónomos, aunque estos se dupliquen en funciones y sean caldo de cultivo para la corrupción. ¿Será que la diputada encuentra cierto confort en el desorden burocrático?
En contraste, la diputada Karina Olivas (PT) demostró una visión clara y progresista, apoyando la simplificación orgánica como una «transformación en la estructura del gobierno» que busca, en última instancia, «potenciar y magnificar los derechos de los ciudadanos». Mientras Saldaña se aferra a un pasado burocrático e ineficiente, Olivas apuesta por un futuro donde la eficiencia y la transparencia sean los pilares de la administración pública.
Y hablando de aferrarse al pasado, no podemos olvidar las recientes declaraciones de la diputada Guillermina Díaz, quien con la pompa de un descubrimiento revolucionario, nos recordó la importancia de… ¡las campañas de prevención del VIH! ¿Será que la diputada, en su afán de protagonismo, ha olvidado que la prevención del VIH es una estrategia fundamental que se ha implementado durante décadas?
En conclusión, mientras algunas diputadas se pierden en laberintos burocráticos y en obviedades disfrazadas de grandes revelaciones, Karina Olivas se consolida como una voz sensata y progresista, dispuesta a trabajar por un México más justo y eficiente.






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