SANTA ROSALIA, BAJA CALIFORNIA SUR.- En un mundo a menudo marcado por la indiferencia, es reconfortante presenciar actos genuinos de sensibilidad, generosidad y humanismo. Es precisamente en este contexto que la labor de Gyselle Hernández Aguilar, Presidenta Honorífica del Sistema DIF en Mulegé, brilla con luz propia. Su compromiso inquebrantable con el bienestar de las familias muleginas, especialmente aquellas en situación de vulnerabilidad, la convierte en un verdadero ejemplo a seguir.
Hernández Aguilar ha demostrado con creces su dedicación a la construcción de una sociedad más justa e inclusiva. Su liderazgo en la organización de la Jornada Social Anual, en colaboración con el CRIT BCS, es una muestra palpable de su sensibilidad hacia las necesidades de su comunidad. Esta iniciativa, que ofrece atención médica gratuita, terapias y consultas a personas con discapacidad, no solo responde a una necesidad urgente, sino que también promueve la integración y el respeto hacia la diversidad.

Demostrando su compromiso con el bienestar de la comunidad, Gyselle, Presidenta de DIF, acompaña a Edith Aguilar, Presidenta Municipal, María Elena Lerma Colono, Directora General de CRIT en Baja California Sur, y Héctor Martínez, Director de DIF Mulegé, durante una jornada social en Vizcaíno
La generosidad de Hernández Aguilar se refleja en su afán por extender los beneficios de esta jornada a comunidades más alejadas como Bahía Tortugas y Bahía Asunción. Su visión de un futuro donde la atención médica de calidad sea accesible para todos, independientemente de su ubicación, es un testimonio de su profundo humanismo.
Las palabras de agradecimiento de la alcaldesa Edith Aguilar Villavicencio hacia Hernández Aguilar y el equipo del DIF Mulegé resaltan el impacto tangible de su trabajo. Su dedicación y entrega se traducen en beneficios reales para la gente, mejorando la calidad de vida de las familias y construyendo un entorno más igualitario.
En conclusión, Gyselle Hernández Aguilar es un modelo a seguir para todos aquellos que aspiran a construir un mundo mejor. Su sensibilidad, generosidad y humanismo son un crisol de esperanza que ilumina el camino hacia una sociedad más justa, inclusiva y compasiva.






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