Si la credibilidad de un edil radica en el cumplimiento y resultados de lo que predica, Catarino Flores acaba de demostrar que no es un regidor, sino un “charlatán” mentiroso. Peor aún, el arterioesclerótico invasor callejero, revela que lo que “pasa por su mente” es el cucú de una influenza mitómana patológica moral.

Dispuesto a sabotear todo lo que pueda poner en riesgo el trabajo de Oscar Leggs Castro y la estabilidad de su buen gobierno, Catarino “el invasor” Flores, como autentico malandro, cumplió sus amenazas profanadas ante periodistas de “madrear” la imagen del Ayuntamiento de Los cabos, al ordenar por sus “ovarios” a una banda de mañosos callejeros —a quienes tiene en la nómina— para cortar tomas de agua potable y tuberías en diversas colonias de Los Cabos, jurando a los afectados que fueron órdenes del presidente municipal, para luego envenenarlos para que fueran a “sabotear” el segundo informe de labores que rindió el alcalde cabeño, pero fracasó en su intentona…. Porque lo que no esperaba es que una turba de 8 mil asistentes vitoreaban cada resultado que se pronunciaba en los renglones de la lectura del informe, minimizando los berrinches y gritos ahogados de unos 15 acarreados armados de bocinas y 3 burritos de frijol con queso, lo que demostró que Catarino es un “líder” bastante malo y un invasor vival, deficiente, incapaz, demagogo, desinformado, desinformador y malévolo; basta con solo escucharlo hablar, para dar cuenta de su ignorancia y desconocimiento del decálogo de un edil municipal, para que se revele la pobreza de su léxico, la ineficacia de su capacidad y la dictadura criminal que domina su mente cuando de dinero se trata.

Y a pesar de que el invasor usa lo que niega a los medios: carros lujosos, restaurantes de gala y viajes exclusivos para su familia y amigos, además del acceso a la información, gasolina y la discreción de los apoyos y recursos del Ayuntamiento, ha cerrado las puertas a cualquier sugerencia de la prensa y sus compañeros de cabildo, a quienes a través de páginas de Facebook, denigra y calumnia -incluso bajo perfiles falsos y fake-news se mete con la familia más cercana de regidores y asesores del alcalde-, para refundar su Camelot-edilicio. Una ligera investigación periodística probaría las mentiras del Invasor Catarino, quien allá en sus invasiones de la colonia El Caribe busca siempre en toda oportunidad hacerle creer a la gente que es íntimo amigo y miembro del equipo más cercano del presidente Andrés Manuel López Obrador; y que él será el fiel de la balanza para que el Grupo Los Cabos quite, ponga o remueva a candidatos de Morena y PT.

Catarino Flores -que le miente a los periodistas que quieren practicar su libertad de pensar y escribir y que ejerce el poder por encima de la buena fe de Oscar Leggs Castro- se ha dedicado a amedrentar y dar trato despótico a los funcionarios públicos que no le obedecen, a quienes traicionó y les dio la espalda, al promover para que les quitaran vales de combustible y préstamos personales.

Pero Catarino Flores, no ha podido trascender por su propio pasado; y ha tratado de mantener su menguado liderazgo, estancando los acuerdos del cabildo y con ello entorpecer la buena marcha de la administración pública.

Lo malo, sin embargo, es que Catarino Flores, utiliza el nombre del Ingeniero Narcizo Agundez Montaño, como vía de comunicación entre su arterioesclerosis mental, política e ideológica para auto promoverse y colgarse medallitas ante sus compañeros regidores, como si fueran el resultado de una gestión por su merced.

Mal le debe ir a morenistas y petistas, si los destinos de su proyecto pasan por este “invasor callejero” que usa una silla en cabildo para impulsar su aspiración de ser diputado local.

Lo peor de todo es que Catarino demostró que es un violentador de la ley, un demagogo impune y un abusivo, porque manipula a las personas que acuden a él, a quienes engaña prometiéndoles terrenos, apoyos humanitarios y económicos que jamás obtienen, sin mencionar la cola de llanto que dejó en decenas de familias que sufrieron de los cortes de agua que mandó hacer para echarle la culpa al presidente municipal.

Un colaborador muy cercano de Víctor Castro y Narciso Agundez dice que nunca meterían las manos al fuego por este Regidor, porque –en términos sartreanos– se quedó con las manos sucias, “yo tengo las manos sucias, hasta los codos”, dice un personaje de Sartre, “¿te imaginas que se puede ser regidor inocentemente; o que miedo tienes a ensuciarte las manos?”

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